Como si en verdad existiera y no fuera solo un holograma de una mujer que discrepa con un espejo y aborrece al reflejo injusto que tapa estas mismas palabras que provienen del fondo de un tonel lleno de innumerables sentimientos que forjan a la ecléctica mujer que ahora enfrenta al reflejo para ser fantasma, y mide la distancia de sus pasos dados, con ambos pies, sabiendo que es posible que no sean lo esencial, sino el hecho de quebrarle las piernas para bajarla del pedestal que ocupa en la mujer que ganó solo porque quiso creerlo hoy, hasta que sea mañana y el pájaro que posa no sea una pose sino un movimiento.
Dale libertad al holograma,
consume de la mujer tirada en la cama.