Toda la manipulación de los medios de comunicación masiva apesta y Nada de lo que escuchamos diariamente en los mismos se desliga de intereses económicos.
Esto me hace pensar directamente en mi formación como ciudadana y en mi compromiso social y político.
Me siento "ignorante con culpas compartidas"; no me reprendo por todas las fallas en esa formación ya que entiendo que más allá del compromiso individual frente al aprendizaje, puedo culpar por decisiones y elecciones ajenas que repercuten de manera inmediata en la calidad y cantidad de conocimientos adquiridos.
Puedo culpar, por ejemplo, a un sistema educativo en el cual una docente únicamente capacitada para dictar clases de historia debía cumplir con el programa de una materia llamada Cs. Sociales y pararse frente a más de 30 personas con un temario de geografía en sus manos sin saber de qué iba a hablar.
Y me culpo a mi.
O también puedo culpar a las grandes e invasoras cadenas de esos medios manipuladores a los cuales me refería, por desinformarme llenandome los oídos con titulares que desbordan de fines de lucro en cada punto y aparte. (Punto y aparte)
Y me culpo a mi.
Me reprendo por sumergirme en la cómoda mediocridad que se extiende como una de las peores infecciones de la clase media. Me reprendo por repetir frases hechas en lugar de esgrimir argumentos sólidos, como si no fuera capaz de hacerlo.
Porque no solo me creo capaz de hacerlo, si no que me veo, me siento y me percibo capaz, y quiero-voy a nutrirme día a día para que mi opinión no titubee, no porque eso me haga mejor persona, sino porque me enorgullece fortalecer mis convicciones en vez de perder el tiempo tratando de justificar mis baches ideológicos.
Y tengo el derecho de seguir culpando, porque eso no es parte de ninguna justificación, ya que abiertamente me hago responsable de mis errores, esta necesidad de señalar mis propias acciones desacertadas nace a partir de una auto crítica siempre necesaria.
Porque a los mediocres por momentos parece gustarnos delegar, creemos que eso nos hace más libres. Es una de las mentiras más dulces, delegar nos ata a la incapacidad, ¿de dónde voy a sacar la satisfacción de ser libre si tengo que disponer de otro para alcanzar mis metas? Me siento una rata, una laucha hija de la falta de compromiso en todos los niveles del sistema. Me siento acorralada, me siento esclava de mi no responsabilidad cada vez que busco evadir, postergar y finalmente delegar tareas solo porque me hacen infeliz. Y hablo desde las pequeñas cosas hasta las grandes elecciones que marcan vidas.
Me culpo a mi.
Me manifiesto totalmente en contra de los lugares comunes en los que caigo al discutir a sabiendas de no tener razón, realmente detesto esos sin sentido, y me culpo a mi y a la falsa concepción de orgullo que se filtró en la humanidad.
Quiero sentir como pocas veces que todas mis palabras engloban criterios firmes y verdaderos, que no estoy citando ejemplos al azar ni forzando un discurso pobre en contenidos puntuales, cargado de reflexiones efímeras.
Soy consiente de mis problemas a la hora de ser puntual (tómese en ambos sentidos posibles), pero lo estoy intentando seriamente.
Culpo a todos los partícipes de la de generación de mi generación y de las generaciones que la preceden, de la estupidización masiva, de la ambición por la dominación, por el poder.
Y me culpo a mi.
Me culpo por aceptar con resignación en vez de repudiar con firmeza, actitud digna de una persona débil y que se reprime como si no bastara con todo el sistema social para sentirse un insecto.
Y culpo a los verdaderos enfermos mentales que degradan al semejante por propios sentimientos de inferioridad que no pueden superar.
Sintiéndome particularmente identificada con la minimización constante de mi condición de género, viendo degradar a toda fémina mediante publicidad estereotipada que denota rasgos claros de la supervivencia del machismo en la sociedad.
(Traigo a colación un ejemplo concreto: -publicidad de jabón en polvo actualmente transmitida por todos los canales de aire- Hijo: ¿mamá qué es frustración?, la madre contesta que la frustración es cuando después del lavado sus prendas siguen quedando manchadas. Mi frustración como mujer es que esas cosas se permitan y lo tomemos como natural.)
Y me culpo a mi, por supuesto, me culpo por mirarme al espejo y no ver más de lo que refleja, por mi superficialidad, por llegar a odiarme tan profunda y seriamente solo por no ser ese modelo de mujer imposible, me culpo por saber que no es real e igualmente añorarlo con todas mis fuerzas, me culpo por reducirme a un cuerpo y acorralarme dentro del mismo.
Nos culpo por no culparnos lo suficiente, nos culpo por culpar sin analizar, nos culpo por culpar más fácilmente al de al lado que a nosotros mismos, nos culpo porque si, nos culpo porque no, nos culpo por el blanco o negro, por el todo o nada, nos culpo por tener el dedo índice en ambas manos, nos culpo por culpar en exceso, nos culpo por gustar de los extremos, nos culpo por encasillarnos y limitarnos, por sentirnos culpables, por no sentirnos responsables, nos culpo por no hacer nada al respecto.