martes, 21 de julio de 2009


Me cansé de las innecesarias indirectas, alguien optó por demostrarme lo contrario a lo que yo sostuve todo este tiempo...
Le hablo al que lo difícil, lo hizo fácil.

Tu respuesta es si, porque la respuesta siempre fue si, te quiero.

Yo también te quiero, y con todo lo que puedo querer a un hombre, te quiero con tu espalda rígida, con tus rulos y tu barba, te quiero con tus gestos y tus tantas virtudes.

(Y más lo quiero en el abrazo que intentó quebrarle los hombros, más lo quiero cuando mira como contemplando algo que está por desaparecer, más lo quiero cuando no es necesario decirle te quiero.)

Me enseñaste que la cobardía de las palabras rebuscadas puede hacerme más interesante, pero no más feliz.

Saber que lo que cubro es lo que vos ya viste me hace sentir idiota, pero es mi escudo, mi único escudo.

Cada palabra tuya apela directamente a lo más débil de mi, y hace que me retuerza por no tener la facilidad de ser casi trasparente.

Tu respuesta es si, hoy quiero que vengas a mi casa, hoy quiero que mis amigos sean tus amigos, que tomemos el te, que me hables de laguna diamante, que me hagas sentir tan chica, tan falta de afecto hasta ese momento, hoy quiero reírme rememorando anécdotas de mi torpeza, hoy quiero que me veas recién levantada con cara de zombie o con los ojos rojos de adolescencia y que sigas pensando en quedarte ahí, siendo vos conmigo, el tiempo que sea necesario.

Hoy quiero que no te vayas hasta que te lo pida, así de egoísta e interesada, pero que sepas ver lo que está detrás de eso.

Quiero además poder decirte que tengo todo el miedo del mundo, pero ese tipo de miedo que no paraliza, si no que te hace dudar para mantenerte expectante .

Quiero decirte que te regalaría la mitad de mi tiempo libre para justamente ser libre en el tiempo.

Tu respuesta es si, te observo desde lejos cuando lo necesito y reclamo por tenerte cerca cuando estoy colapsando.

No fue sencillo pasarme todo un año disfrazando un si con un no, pero lo hice consciente de que no era el momento de empezar.

Tu respuesta es si, esto es para vos.

Para vos como todos los días de lluvia en los que las gotas juntan agua en la azotea.

Afirmo que siempre tuvo mi aprobación y la de los demás el dejar que la proyección de la montaña forme en vos un paisaje fácilmente descifrable,

lo que de ninguna manera significó que ese paisaje no fuera hermoso y merecedor de la mirada profunda de una transeúnte que decidió, quíen sabe cuándo,

sentarse en el sillón y mirar un poco más allá de su ombligo para encontrar sus pies descalzos totalmente inmersos en agua de deshielo.