Me gusta robarle algunas cosas, como a cualquier persona que es de mi admiración, y lejos estoy de querer caer en el plagio sin sentido.
Todo lo que tomo de ella lo hago para refaccionar algunos aspectos de mi persona que aborrezco, y dirán, "cada uno tiene lo suyo"
A lo que voy.. yo creo que lo suyo se despoja de toda esa connotación que toma la expresión, digo, "lo suyo" acá no implica ningún defecto, su " lo suyo" son medidas que ella elige tomar para proteger a los demás y a mi me encanta ese " lo suyo" en ella.
Forcé quizás en un principio mi acercamiento a ella, no lo podía evitar, necesitaba sentirme comprendida en muchos aspectos y necesitaba hablar con ella de muchas cosas, y así empezó todo.
Nos dimos cuenta de que compartimos un montón de gustos y opiniones, me di cuenta que muchas veces hablando con ella me ponía a prueba a mi misma y a mis competencias, y en aquellas cosas que discernimos de vez en cuando es lo que más me hace aprender, sobretodo cuando voy comprendiendo que ella tenía razón.
Es con la única persona que disfruto el no tener razón, el darme cuenta de que me quedo sin argumentos y titubeo, porque ella sabe que yo se que no tengo razón pero a veces intento sostener el discurso más tiempo porque me da un poquito de vergûenza decir me equivoqué, pero la situación no me exaspera, es que ella me conoce tanto de a momentos, sobretodo cuando estamos solas y larga esas conclusiones a veces tan ciertas acerca de mi persona.
Y la quiero muchísimo más de lo que se imagina, porque la considero a cada momento, porque le tengo un profundo respeto a nuestra amistad, porque ella es una mujer de esas que hacen suspirar desde adentro ( ¿me explico?, ese suspiro desde adentro, muy), porque no me canso de asegurar que lo mejor es lo que merezca de ella.
Por eso sufro al saber de sus angustias tan reservadas para ellas mismas, es como ver el destello gris que guarda muy adentro a una cuadra de distancia y al ir corriendo a su encuentro ver la sonrisa e intentar correrla para entender ese gris que se dejó ver en una milésima de segundo, ya perdido en el tiempo, en la distancia y en la percepción, porque ahí está ella sonriendo como si nada, y yo tan inútil y cobarde me río con esa sonrisa y cambiamos de tema.
Con ella no existen las disculpas, pero porque no existen los rencores, no hay reconciliaciones, porque las peleas son innecesarias, es mucho más suave, no lo entenderían, porque va más allá de la comodidad que implica tener un amigo así, tan bien parado en las relaciones humanas. Porque aunque lo viva desmintiendo, sabe cómo hacerlo, sabe preservar lo verdaderamente relevante.
Tengo que hablar con ella, juro que a cada momento le diría algo sin cansarme, le diría hasta un enorme silencio lleno de connotaciones afectuosas, o lleno de nada, un simple silencio que nos enmudezca durante siglos de plena comunicación, diciendo meras profundidades fuera de la sonoridad.
Mi regalo de hoy y de todos los días consta de cada uno de nuestros recuerdos, de las lunas los soles la nieve la lluvias los charcos las hormigas los vestidos los besos los pijamas los cuadros las películas las almohadas las lapiceras los pizarrones los dibujos los rulos las canciones los boletos de colectivo tren subte y todos los etcétera de cada uno de estos.
Mi deuda infinita no se salda ni con miles de enunciados, pero es una parte del todo poder comunicarlo.
Te miré de reojo, sabemos que bastó con eso, la mueca y la contención de la sonrisa, era obvio que la expresión mía, asentida por parte tuya, iba a generar un cataclismo en el medio del bondi, pero un cataclismo de endorfinas para cada una de nosotras, y que tiempo después iba a venir ese : Te acordás cuando estabamos en el bondi yendo para X y te dije.... Y sin llegar a terminar la frase te hechas a llorar de la risa y terminamos hablando de mi manera de dibujar caballos, tu sutilidad con el sexo masculino, alguna caída, algún cartel, algún llamado telefónico, ese tipo de cosas que no tienen tipo.
La cuestión es acomodar los dedos en donde empieza la nariz, doblándolos un poco y que lleguen a tapar la boca, entrecerrar los ojos, marcar bien esas comesuras, inclinar el cuerpo hacia adelante, gritar nooo!, golpear algo repetidas veces, sacarse la mano del comienzo de la nariz, dar una palmadita y volver a llevar esta vez las dos manos, hacia la boca, tapando la carcajada. Refregarse los ojos, volver a decir noooo!, terminar de festejar el chiste con un abrazo de piernas dobladas, que es el verdadero abrazo de la risa, el abrazo que no permite la seriedad necesaria como para estar bien erguido.
Y repetirlo cuantas veces sea necesario, prendiendo un cigarrillo, pidiendo otra botella, sebando un mate ni muy caliente ni muy frío, esperándonos 45 minutos en una esquina conocida, merendando fuera de casa, tomándo sol acumulando pecas en tu cara, tiradas en la cama mientras enumero disgustos reproches e insatisfacciones. Repetirlo por lo menos una vez por día, una vez por noche, una vez por esquina, por bar y por patios y plazas.
Pareciera ser una receta perfecta, y de hecho lo es, porque está dispuesta a recibir cualquier ingrediente sin que desentone, porque está hecha con amor, porque la cocina siempre está desordenada y sucia, pero a quién se le ocurriría ordenar tan buen desastre.
Una cocina sucia y feliz, con personas sucias y felices, siempre será una cocina admirable, como un chico despeinado a propósito, sabemos que tiene un porqué todo ese lío en su cabeza, pero que lindo que le queda.
Es totalmente válido seguir ensuciando todo lo que encontramos a nuestro al rededor, vamos a manchar cada rincón, total, a quién se le ocurriría limpiar tantas anécdotas.
Se que alguien dijo una vez que un nido de caranchos no deja de ser un nido, y un nido siempre es un sinónimo de contención y en el campo semántico de la contención, aparece la palabra amor,
Entonces, ella toda despeinada, con ese nido de caranchos en la cabeza, recién se levanta y se empeña en hacer crujir su espalda, para ambos lados, y la miro pensando en el Buen día, dormimos como el culo, tendría que haber traído otro colchón, y entonces me doy cuenta de que yo se que tiene un porqué todo ese lío en su cabeza, pero que lindo que le queda, que lindo que le queda.
A M. F.S, con todo el amor y respeto que le tengo a su salvadora amistad.