miércoles, 15 de septiembre de 2010
llllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
No existe mayor recompenza que llegar a tu casa con el sol del mediodía en el ceño, cerrar las ventanas, apagar la cocina, prender la pantalla, silenciar lo externo, desarmar tu pulcritud, corromper mis posturas de incomodidad, sanear el frío de las paredes. Es un alivio romper los espejos con los dientes, destrozarlo todo, aglutinar mis gestos, dejar las pilas de algodón tiradas en el piso, elongar y que los barrotes sean virtuales, porque las plantas de mis pies rozan tu celeste, vos que sos verde como tantos, pero gris con tus cicatrices; vos que sos amarillo con la sonrisa, rojo con la boca entera, azul con tu futuro, vos que sos dorado desde el pelo, rosa desde los gestos, sos blanco con el tacto. Vos, multiplicando cada parte del espectro lumínico fuiste fácilmente distinguible entre tanta conjunción mal combinada.
lllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll