Es como cuando te gusta mucho un chico que sabés que te puede llegar a dar bola en algún momento;
una parte del tiempo te la pasas pensando en lo hermoso que es, lo bien que se lo ve, lo hermoso que es, lo hermoso que es... es hermoso.
Otra parte del tiempo solo sentís que te da un miedo terrible, terrible, no sabés por qué, es terrible, no sabés qué hacer, es terrible, no... pará, no tan terible, ¡Qué miedo!, No, no tanto miedo.
Y cuando te dio un primer besito, que hermoso que es, te va a dar otro, que lindo es saber que padecer a veces no solo es un sin sentido,
y al final en una parte de este tiempo solo te dedicás a pensar en lo hermoso que es, (ya me enamoré), lo hermoso que es sentarse a disfrutarlo mientras lo padecés.