El desmoronamiento de lo establecido brusco pero placentero te dejó con un gusto a miles de confites de colores diferentes,
pero los dos nos quedamos escuchando los ruiditos raros de las muelas igual.
Al unisono, mi xilofón y la melódica roja que tenés siempre por ahí fueron el telón que se abría
y daba paso a la orquesta muda que nos dejó cinco horas mirando el techo.
¿Viste que no era eso del amor?,
era mucho mejor,
era una catarata de confesiones,
eran mediodías de viajes cortos, si,
pero todo se multiplicaba,
Fue fácil achicar la brecha porque fuimos astutos con los extremos, vos para acá, yo para allá.
Y a cada lunes le hice una promesa distinta.
¿Mañana?,
Mañana voy a partirte un mástil con mil banderas en la cabeza,
vamos a recorrer todos los destinos, y a pensar a cuál de todos esos santos le rezamos,
¡ Ya se!, ¿ Vendrías con esa cara de sábado a la noche que a los dos nos queda tan bien?,
Bueno, no sería sincero,
pero ya se me está yendo eso de querer ser tan contemplativa constantemente.
No! Mentir no me da igual, ya lo se, no es lo mismo que el te quiero de los miércoles, pero bueno,
los miércoles es otra cosa,
entrar al cine y al museo sale más barato pero demostrar cariño siempre tiene otro precio.
Vení, vamos por acá, por las dudas, dale.., ¡¿ Qué te cuesta?! No me vayas a decir que el jueguito de lo no- pautado no te fascina tanto como a mi porque no te creo ese tipo de máximas hipócritas. Al estilo del: "Ya estamos grandes, no es lo mismo".
Cuando traés a colación esas frases, me exaspera, no puedo evitar sermonearte un rato con la historia de lo relativo de lo absoluto, aunque suene incoherente, yo se.
Yo se, se.
Se de muchas cosas que ignoro,
pero también se de cosas a secas, y de cosas húmedas, tal cual a lo que escribía el otro día.
O como cuando soñé lo que después pasó.
Porque realmente después pasó,
¡¿O no?!
De nuevo esto ves, esto no lo ignoro no, no me molesta no, pero no me divierte no.
Esto, si, esto de los parámetros de la realidad,
que se achican, se agrandan, se estiran, se vuelcan, se van girando, se van, se vuelven, se condensan, se evaporan, se desaparecen, se no los encuentro.
Nadie encuentra desaparecidos, ¡¿ te diste cuenta?!
No los ven, no los tocan, no los siente nadie.
Es como si no estuvieran,
porque el verbo es estuvieran y no es están,
y el pedacito de crueldad se cae en un par de letras.
Ves tan desnuda a la gramática del horror que querrías tener un compresor de expresiones.
Porque todo se funde con la gramática, no solo como signos, vocales, consonantes, códigos binarios que se chocan, no...
El problema es que quizás estén demás,
porque el silencio lo hace a veces mucho mejor,
pero no evita la crueldad,
es más, en ocasiones la potencia.
Que este que viene,
mi próximo silencio,
ratifique todo lo doloroso que estos gramas no traducen ...
"Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad." (Sartre)