martes, 20 de octubre de 2009

Tomás.




Leerá Tomás lo que en su ausencia escribieron los demás,
creerá Tomás que confundirlo con otros ya no es mi juego preferido,
y se volverá a ir.
Desde la otra orilla, Tomás va a anclarse próximo a la barca,
Una ella, y no sabe quién será,
sumergida en los miles de destellos del sol através de los árboles, va a correr todos los blancos hasta señalarlo con el dedo
y en un gesto lo alentará a subir.
Se sentarán en la proa, y los días de mi vida...
los días de mi vida...
Se hamacarán en el rocío para tender la ropa sobre el río,
y cubrirán las camas con pañuelos y retazos,
la resequedad de sus tierras va a cesar,
se humedecerá ante ellos el pasado
y volverán a embarrar al sol..
volverán a embarrar al sol para no dejarse ver,
para evitar los blancos a través de los álamos,
para evitar sus ojos en el río como flechas de cupído,
para no ver, para no verse anclados reclamandole al agua que eleve el espíritu de quienes aman y los traiga obligados al encuentro.
Sería más fácil enterrarte un te quiero en el pecho,
sería más fácil mirarte a vos y no a tu reflejo.
Tomás de noche, Tomás de noche.