sábado, 29 de agosto de 2009

Psicoactivos


Me acosté en el pasto boca abajo, para jugar a hacer foco mirando un diente de león que tenía casi en la nariz, apoyada sobre una linterna debajo del mentón.
Y me creí libre, y me creí buena.
El semáforo parecía decirme ¡ fuera !, que yo no era el verde, no era verde nunca, solo lo usaba para reposar, pero que no me vaya sin hacerlo.
Se mueve con olas de viento, cada 3 minutos, cada 2 minutos, cada medio estornudo, cada rayo de sol.
Se explota una de esas bolsitas adentro y en todo el sistema nervioso genera el efecto dominó. Como ondas de mar, como frecuencia media.
Pero se va el encanto, es de madrugada y el diente de león lo arranqué con los dientes y lo escupí hacia mi izquierda.
Ya nada era verde, ni rojo, ni de ningún color, la noche no tiene opciones.
Negro, bueno, negro y azul. Y las perlas, las perlas de tu collar, ahí perdidas por el cielo, lejos de tu persona, que voy opacando al mirarlas, solo por sumirme en la noción de creer tenerlas lejos, tan lejos de mi persona.
Cerré los ojos y tampoco había nada genial, volví a casa sin darme cuenta que tenía pedazos del vidrio de la linterna incrustados en el paladar ( y de luna en las muelas- y de perlas en las encías)
El libro era ahora una pila de papeles resaltados con colores fluo y la moto, bueno la moto quizás era el semáforo.
Cuando estuve más lúcida distinguí al lado mío (en mi cama), a una mujer doblada y a un nene roto.
Una linterna los alumbraba desde la mesa de luz.
Le pregunté al infante si había pasado algo malo y me señaló diciendo :¡Vos cortaste el cable idiota!, ¡Vos cortaste el cable!
Tenía razón, la semana pasada yo había corrompido la instalación eléctrica de todo el edificio. Y si ahora toda mi vida social se reducía a la linterna en mi mesa de luz era porque la potencia de esos watts valían más que el sol, podía ver a la mujer quebrada y al nene en Legos de varios colores. Podía escribir con tintas diferentes y leer con ojos de espectador desentendido.
El nene colapsaba. Fue así, la mujer comenzó a hablar.