Más allá de tu intromisión, lo que más me gustó fue la manera en que naturalizaste la incómoda situación y dijiste que las cosas se dicen de una sola manera.
Sos tan impredesible,que a veces llego a entender que cada paso está trazado sobre la misma nada que nos depara, y finaliza siendo todo, todo lo que esperaba que sacarás del bolsillo y afirmes en mis más increíbles planteos mentales post-madrugada.
De alguna insólita manera te conocí, eso lo se, talvez te vi en el tren, te acercaste y me preguntaste por qué lloraba, o quizás fue en una película de los años 60, sin reflectores y poco maquillaje.
Pero finalmente lo hicimos, y para no sentirme mal te enamoraste de mi, y fue recíproco.Me fugué del costumbrismo, por más que este intente avanzar y arrastrarme a otro abril lleno de abriles y esas cosas, como bien sabés, y te escribí una vez más, es ahora.
Es ahora que te escribo simplemente porque no puedo escribirle a alguien más Tomás o como prefieras que te llame,¿cómo te gustaría llamarte Tomás?, a mí me gustaría llamarte Tomás y evitar el tema de la personificación, me confunde sabés, así que la próxima vez que vuelvas podrías llamarte Tomás, yo te invito a quedarte para siempre, o para siempre de a ratos, todavía puedo vivir y morir sin vos, pero solo por ahora. Seguramente para ese entonces voy a querer que vengas solo por un rato, como suelo pretender, vos ya sabrás cómo manejar tus tiempos conmigo, e irte cuando ya es tiempo de empezar a buscarte otra vez.
Apostaría mis ganas a que ya te vi y suspiré frente a lo ambiguo que me genera verte y no saber si sos o no sos vos, y me refiero a esas dos incómodas variables.
Algo tiene que tener Buenos Aires para sencibilizarme de esta forma, ¿cómo comprobarlo?, heme aquí, escribiendo, describiendote como si fueras un ente poderoso que va más allá del pasado- futuro, real-mental disturbio.
Ya ni ellos entienden Tomás,
Quiere ser espuma en el mar
Torrente de sol
Luz en tormenta
Mariposa voraz
Todo eso y más Tomás, y falta mucho tiempo, ¿mucho tiempo?, ¿tanto tiempo?
-Hiciste muy bien en venir, ya estaba por descartar tu presencia y comenzar a lidiar conmigo, sola.
Me replanteaba la manera de escribir sin sentido y llegaste, prendiste el velador y dijiste: Estas ligeramente desnuda y te queda mejor que los trapos que cubrían tu vulgaridad.
Como de costumbre me quedé pensando en tus agresiones.
Por algo ninguno de los dos tiene amigos. Yo por mentir, vos por no esconder tu desagrado. Que irritante es que estés en casa.
Y al fin y al cabo, sos siempre este capítulo, este capítulo y los demás.