(...Pero no transporto nada que no sepas. Y mi lenguaje en su esencia no está hecho para conducir a los ya realizados, ni para pintar la flor cuando es rosa, sino para construir, con la ayuda de palabras muy simples, operaciones que te liguen, y no decir de una que es bella, sino que ella hacía el silencio en el corazón como un surtidor de siesta..) (...Porque vana era tu pretensión de nombrarme todos los colores apoderándote de los nombres con que se los designa, y todos los sentimientos tomando sus nombres del lugar donde se los siente y donde una palabra resume la experiencia sufrida por generaciones; y de nombrarme todas las actitudes internas, como el gusto de la tarde, tomándolas donde el azar las ha hecho enunciarse. Creyendo enriquecer al hombre con la posesión de ese dialecto universal.Cuando la verdadera riqueza y divinidad del hombre no es ese derecho a la referencia del diccionario, sino el sacar de sí en su esencia eso que precisamente no hay palabra para decirlo, pues de lo contrario no me enseñarás nada o necesitarás más palabras que granos de arena hay a lo largo de los mares. ¿Qué son, en comparación de las que podrías decir, las palabras que hayas robado y que pudrirán tu lenguaje?
Por Saint- Exupéry.
Por Saint- Exupéry.