viernes, 14 de diciembre de 2007

Nada do que foi será, de novo do jeito que já foi um dia.

TUDO PASSA, TUDO SEMPRE PASSARÁ.

Una grilla de domingo, un domingo de adaptaciones, ya no se en que tiempo fue, pero no fue perfecto.
Había nueces y cientos de álamos, un jardín con rosas marchitas, y espinas inofensivas, un túnel un cuento en él.
Miles de libros, gente de novela.Un último minuto, una despedida, llena de esperanzas de progreso. Yo me sentía miserable, era domingo.
Tan pronto vi la salida, huí sin dejar rastros de mi presencia, en realidad mi presencia no suele dejar rastros; es domingo y me siento miserable.
Quizás no sea domingo en el calendario, claro que no, pero que importa!, de todas maneras el tiempo pasa.
Igualmente no era mi intensión apresurarme, corría en cámara
lenta, supongo que esperaba un
holograma que no me haga sentir tan sola, o un fantasma, alguien que cuando yo ya no desee su presencia, se esfumase con tremenda facilidad, y yo no llegue a sentirme incómoda en ningún momento.
Pero no llegó a tiempo, entonces fue cuando ya no esperaba nada que apareció, y estabamos en el mismo lugar, supuse haberme quedado dormida y no le di mayor importancia, en el living de mi casa siempre me sucede eso, talvez es la humedad que me baja las defensas, y de todos modos ese libro no me interesaba demasiado, tampoco tenía ganas de despertarme, sabía que mañana iba a ser domingo, domingo, otra vez.
Cuando me decidí a despegar mis extremidades del sillón logré divisar un puente de sol, desde el ventanal hasta mis pies, llegó el viernes pensé, todo ocurrió mientras dormía, por años, meses, quién sabe.
Sin pensar arrojé los álamos, las rosas, el jardín entero a la basura.
Salí a la calle y estaba ahí, su companía fue el resurgimiento de mi amor hacia él, venían largos viernes llenos de color, de matices, de sonrisas, de música, de frutas y de mi goce absoluto, ¿ qué más podía pedir ?, que jamás desaparezca, por más que por momentos confundida, así lo desee.
Lo convertí entonces en una gran escultura de hierro, con una movilidad limitada, para que nunca se marche. Y en ese momento dibujé el resto de mis días, sin olvidarme de que ya no habría más grillas de domingo.